Este libro es un testimonio de la Bosnia rural del valle del río Drina, que sufrió el grueso de la limpieza étnica. Partiendo de esa región aislada, de problemas inconclusos, desplazados y víctimas, y también de mujeres luchadoras y su coexistencia, es un retrato de la Bosnia moderna con su crisis social, sus activistas, su submundo alternativo y sus diplomáticos. Un país de primaveras fallidas y líderes que siguen mal gobernando sin que esa Europa hacia la que teóricamente avanza parezca poder cambiar las cosas realmente.
Casi todas las narrativas sobre Bosnia que se centran en la guerra de 1992-1995 y el enrevesado sistema institucional de Dayton adoptan una perspectiva que sobredimensiona el aspecto étnico y religioso. Más allá de las causas de la guerra y su drama, poco sabemos sobre sus olvidadas consecuencias y, sobre todo, sobre cómo es ese país hoy: una sociedad marcada por el pasado, pero expuesta a las dinámicas del siglo XXI y a una comunidad internacional en decadencia. Leer introducción
Vídeo de presentación
Reseñas y entrevistas
- “La corriente del Drina“, por Juan Claudio de Ramón, en The Objective, 23 de mayo 2018.
- En Ab Origine, por Pau Canal Farreny, febrero 2018.
- “Adiós al Estado multiétnico“, en Política Exterior, 22 de diciembre de 2017.
- Entrevista en El Ojo Crítico (min. 33.50), RTVE, 20 de diciembre de 2017.
- Entrevista en Europa Abierta, RTVE, 14 de diciembre de 2017.
- “El pasado no pasa”, por María Antonia Sánchez-Vallejo, en El País Babelia, 8 de mayo de 2017.
- “La parálisis bosnia”, por Álvaro Corazón Rural, en Jot Down, mayo 2017.
- “Ver los Balcanes de hoy con el prisma de la guerra de los años 90 es un error”: entrevista en El Confidencial, 7 de abril de 2017.
- La vida en Bosnia 25 años después de la guerra: El Independiente, 5 de abril de 2017.
- “Sabemos mucho de la guerra de Bosnia, pero poco del país que surge después”: entrevista en Letras libres, 31 de marzo de 2017.
- Entrevista en Europa Abierta, Radio 5 (RNE), 31 de marzo de 2017.
- Bosnia no logra salir del limbo: El País, 31 de marzo de 2017.